Medicina Preventiva
Detección precoz de enfermedades vectoriales
A pesar de todas las medidas de prevención, el riesgo de contagio existe siempre. Un diagnóstico veterinario precoz siempre es una gran ayuda en el tratamiento, por esta razón, recomendamos hacer chequeos a todos los perros al menos una vez al año.
Las épocas indicadas para llevar a cabo estos chequeos son cuando ya ha descendido la temperatura ambiental y por lo tanto la presencia de pulgas, garrapatas y mosquitos y con ello la posibilidad de transmisión de las enfermedades vectoriales.
En el caso de que estos chequeos sean positivos es muy probable que los tratamientos sean más eficaces al no presentarse síntomas aparentes en la mascota. Además, esta ocasión es idónea para hacer un control más general y completo del animal.
En el caso de resultar negativos, hoy en día podemos empezar con un protocolo frente a la leishmaniosis y aumentar así la prevención para la próxima temporada. Lo mismo ocurriría con la filariosis en el caso de que la prevención elegida sea la inyección anual.
En cualquiera de los casos, nuestra recomendación para la prevención de todos los parásitos externos sería la utilización de antiparasitarios externos durante todo el año dada la climatología tan caprichosa como consecuencia del cambio climático.
La garrapata es portadora de la bacteria, transmitiendo la enfermedad mediante la picadura. Las garrapatas pueden aparecer en cualquier época del año si las condiciones ambientales son las idóneas.
Su importancia radica no sólo en las lesiones locales que producen (inflamación, reacciones alérgicas e incluso abscesos) sino también en que son vectores de enfermedades graves como la ehrlichiosis, la anaplasmosis o la enfermedad de Lyme entre otras.
Las enfermedades se detectan mediante un análisis de sangre específico para ello. Las garrapatas son parásitos que pasan por tres fases: larva, ninfa y adulto. Para pasar de una fase a la otra deben alimentarse de sangre, único momento en el que tienen contacto con el hospedador (animal o persona).
Buscan las zonas con menos densidad de pelo como el abdomen, la cara o las orejas y mediante unas piezas bucales especiales succionan la sangre. Lo mejor es prevenir mediante la utilización de productos antiparasitarios.
No existe el contagio directo de un perro a otro: sino que siempre es necesario la ayuda de un vector que es el mosquito Los mosquitos, al picar a un perro enfermo de filarias, ingieren las formas larvarias de los gusanos que se encuentran en la sangre. Dentro del mosquito se produce la maduración del gusano. Al picar de nuevo a otro animal le transmiten el parásito que penetra atravesando la piel y emigra hacía su asentamiento definitivo en el corazón. Una vez ahí, los parásitos crecen hasta alcanzar la madurez sexual.
Este periodo dura unos tres meses. Las hembras adultas de filarias, son fertilizadas por los machos, liberando larvas a la sangre, preparadas de nuevo para poder ser ingeridas por otro mosquito y transmitirse a otro animal.
Muchos perros no presentan síntomas o estos pasan desapercibidos. Los síntomas más frecuentes derivados de la infestación de filaria son:
- Tos crónica.
- Dificultad al respirar.
- Menor tolerancia al ejercicio.
- Taquicardia.
Los gusanos se detectan mediante un análisis de sangre específico para ello. El diagnóstico previo antes de poner el tratamiento preventivo es muy importante para asegurarnos que no estamos eliminando bruscamente gusanos ya alojados en el corazón, lo cual podría provocar la muerte.
Lo verdaderamente importante de esta enfermedad es la prevención. Si su perro está libre de la enfermedad existen varios tratamientos preventivos: Para propietarios que viajan eventualmente a zonas de riesgo y su residencia es zona de poco riesgo. Tanto en comprimidos como en pipetas hacen fácil y posible esta prevención, siendo necesaria una dosis mensual.
Para propietarios más cómodos y que están o van a viajar con frecuencia a zonas de riesgo, existe la posibilidad de dar un tratamiento preventivo inyectable que tiene una duración de un año. La filaria se está extendiendo para implantarse prácticamente en toda España, esto es debido al cambio climático y al aumento de la frecuencia en los desplazamientos de las mascotas
No existe el contagio directo de un perro a otro sino que siempre es necesario la ayuda de un vector que es el mosquito Los mosquitos, al picar a un perro enfermo de filarias, ingieren las formas larvarias de los gusanos que se encuentran en la sangre. Dentro del mosquito se produce la maduración del gusano . Al picar de nuevo a otro animal le transmiten el parásito que penetra atravesando la piel y emigra hacía su asentamiento definitivo en el corazón. Una vez ahí, los parásitos crecen hasta alcanzar la madurez sexual.
Este periodo dura unos tres meses. Las hembras adultas de filarias, son fertilizadas por los machos, liberando larvas a la sangre, preparadas de nuevo para poder ser ingeridas por otro mosquito y transmitirse a otro animal.
Muchos perros no presentan síntomas o estos pasan desapercibidos. Los síntomas más frecuentes derivados de la infestación de filaria son:
- Tos crónica.
- Dificultad al respirar.
- Menor tolerancia al ejercicio.
- Taquicardia.
Los gusanos se detectan mediante un análisis de sangre específico para ello. El diagnóstico previo antes de poner el tratamiento preventivo es muy importante para asegurarnos que no estamos eliminando bruscamente gusanos ya alojados en el corazón, lo cual podría provocar la muerte.
Lo verdaderamente importante de esta enfermedad es la prevención. Si su perro está libre de la enfermedad existen varios tratamientos preventivos: Para propietarios que viajan eventualmente a zonas de riesgo y su residencia es zona de poco riesgo. Tanto en comprimidos como en pipetas hacen fácil y posible esta prevención, siendo necesaria una dosis mensual.
Para propietarios más cómodos y que están o van a viajar con frecuencia a zonas de riesgo, existe la posibilidad de dar un tratamiento preventivo inyectable que tiene una duración de un año. La filaria se está extendiendo para implantarse prácticamente en toda España, esto es debido al cambio climático y al aumento de la frecuencia en los desplazamientos de las mascotas
Cuando se trata de enfermedades potencialmente transmisibles al hombre, como la rabia o la leishmaniosis, las vacunas cobran una especial importancia. Se transmite a través de la picadura de un mosquito (flebotomo) que el parásito necesita para pasar de un perro enfermo a uno sano.
¿Tu perro puede contagiarte la leishmaniosis?
Tu perro no te puede transmitir la enfermedad de forma directa. Para que te contagies, el proceso es el siguiente:
- El flebotomo pica a un perro con leishmaniosis.
- En un período aproximado de una semana, ese flebotomo se vuelve infectante.
- El mismo flebotomo pica a una persona o perro y se la transmite.
- Solo debes preocuparte de tratar la enfermedad de tu perro y prevenirlo de nuevas picaduras para prevenir el contagio a las personas y a otros perros.
- Es una enfermedad que se presenta de muchas maneras diferentes:
- Alopecias: alrededor de los ojos/orejas/hocico, caspa, mala calidad del pelaje, o uñas excesivamente largas.
- Pequeñas heridas: que nunca acaban de cerrar bien, úlceras o sangrado de la nariz
- Encías pálidas.
- A veces se acompaña de una insuficiencia renal, hecho que dificulta el tratamiento y añade síntomas al cuadro, como puede ser el aumento del consumo de agua y la micción.
- Puede producir cojeras. El diagnóstico por lo general es rápido mediante un test de sangre. Sólo en algunos casos complicados se pueden obtener falsos negativos en este test, por lo que si se sigue sospechando de leishmaniosis, se requieren pruebas adicionales. A menudo, cuando una enfermedad no evoluciona favorablemente con el tratamiento habitual, o recidiva sin motivo aparente, se sospecha de la existencia de Leishmaniosis detrás del cuadro.
- Una vez infectado el perro: se considera que el parásito no se elimina del cuerpo, a pesar de poder eliminar los síntomas de la enfermedad, es por ello, que un perro que la ha sufrido, continúe con chequeos y análisis periódicos con el fin de detectar de forma precoz un posible rebrote. De este modo, podemos gozar de una mascota feliz durante mucho tiempo. A pesar de los esfuerzos, un porcentaje de casos que no se cogen a tiempo, o está complicado con un fallo renal, la recuperación es más difícil.
- Tras el tratamiento inicial: pasamos a un tratamiento de mantenimiento, y revisiones periódicas para asegurarnos que todo va bien, y que no hay una recidiva. Porque desafortunadamente, la medicación no elimina el parásito completamente; éste crea formas de resistencia que permanecen latentes y pueden eclosionar con el tiempo, por ejemplo, aprovechando una bajada de las defensas por otra enfermedad o por estrés.
Aunque la enfermedad es grave: un tratamiento adecuado y a tiempo, puede combatir el parásito y sólo tendremos que revisar cada cierto tiempo. En muchos pacientes, pasa a ser una enfermedad crónica con la que se convive.
Medidas preventivas que ayudan a evitar el contagio:
• Collar repelente del flebotomo.
• Vacunación contra la leishmania.
• Jarabe inmunomodulador.
Esto no hubiera sido posible sin nuestros clientes, parte ya de esta familia que es nuestra clínica, y por supuesto sin sus mascotas, por eso queremos agradecer el gran apoyo y confianza que nos brindan desde el primer día.
Cuando pensamos en el tiempo que ha pasado, nos sentimos reforzados y animados a trabajar y así seguir ofreciendo, la mejor atención y cuidado para vuestros seres queridos de cuatro patas.
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